domingo, 1 de agosto de 2010

Sueño despierto

Sentado en la silla de madera observo el sol ocultarse en el verde del campo. El ocaso borra todo lo celestial del cielo y lo transforma en ese infierno de minutos, rojo fuego que parece querer hacer arder la tierra. Sirvo, para ese especial instante fugaz, una nueva copa de vino. A mi lado, en la mesa, reposa el pan recién horneado y a su izquierda el queso, con sus famosos agujeros como de ratón, espera ser cortado. De fondo, la música acompaña la fotografía casi perfecta. Solo falta ella, que fuera de cuadro me espera, silenciosa, en la cama, para darme el refugio que en breve me quitará el sol.

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