domingo, 8 de agosto de 2010

Personajes/3

Si me hubiera quedado con la primera impresión hubiera supuesto que su rebeldía no tenía límites. La imagen que me había llegado, que me había mostrado, era poco menos que una mera ilusión. Y digo ilusión no en un sentido nostálgico. Solamente como algo que no es, algo figurado.

Porque en verdad yo pensaba todo lo contrario.Una persona con pocos límites, desmedida en todo, como sus palabras, que brotaban quien sabe de donde. Intempestiva en todo, como quién toma lo que quiere sin preguntar. Algunas veces nos equivocamos bastante en los diagnósticos. Y por suerte, muchas veces a tiempo, nos sorprende una realidad que no es la que creíamos.

Tampoco imaginaba sus preocupaciones. Inesperadas eran sus dolencias y sus posturas.

-A veces lo de los demás me duele incluso más que lo que me sucede a mi - soltó alguna vez en una de las tantas charlas - ¿Está mal eso? -cuestionó inocentemente luego.

Su cuerpo, de papel, reflejaba de manera exacta las exageraciones que su cabeza le planteaba. No las contenía, salían, como catarsis, hechas síntomas. Sobre todo su humor, pero también las ganas de que los de su lado no vean en ella una preocupación, le daban una respuesta y salida a lo que le pasaba.
De ahí supongo, que fuera tan difícil que se dejara cuidar.

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