martes, 19 de abril de 2011

Un poco de nada/31

Lo dejó claro:
-Ya me robé demasiada felicidad. Los dolores venideros me aterrorizan demasaido. Y hay una sola seguridad en esta vida. No se puede vivir con miedo.
Nunca había ganado demasiada plata. Apenas si tuvo un puesto importante alguna vez, pero renunció cuando le pidieron que despidiera a un amigo. Había vagado por muchas camas pero no dudó ni un minuto el día que la vio. Tan sólo unos meses después le pidió su mano en el portal de la puerta de la facultad, sin estrépitos ni pompas, pero con tanta seguridad que no le dejó posibilidades. Jugó, apostó. Ganó y perdió. Lloró delante de todos sus amigos. Vivió y regaló vida en cada esquina de la vida. No dejó un sólo día de ver a sus hijos.Cuando le preguntaban su hobby en las entrevistas siempre escribía lo mismo: "colecciono amistades". En cada bar del barrio tenía una silla guardada.
Recostado en la cama los mira. Todos, absolutamente todos, sonríen al mismo tiempo. Él, con la misma sonrisa, cierra los ojos. Y se va, entregando una última sonrisa, para que no nos olvidemos nunca de reír.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario