viernes, 1 de abril de 2011

¡JUSTICIA!

En sintonía con la entrada anterior me animo, tímidamente, a buscar estas palabras en mi. Nacidas, como todo, de algún lado. Nada, ni siquiera eso más bobo que podemos decir viene de la nada. Todo tiene origen en aquello que nos fue formando.
Cuando encuentro noticias como las que me encontré hoy, que no sigo, no busco. Que me llegan con la misma cotidianeidad casual que un bombardeo a 10.000km de mi casa; o una ola gigante que arrasa un país, que es más que un límite. Es gente, es sentimientos, amistades, amores, hijos, padres, enemigos. La ola no se lleva una geografía, se lleva vida.
Volviendo a la novedad que sirvió de disparo para esta nada es que quiero, si puedo, expresar el sentir que me llega. Hace unos días me salieron palabras sobre lo que no siento. Sobre los desaparecidos. Su significancia. Su imagen en la nada, en el olvido. Y hoy, al ver que los que sembraron ese miedo, ese horror, ese desprecio por la vida, están pagando, más temprano que tarde, porque para esto no hay fechas, tiempo, el cuerpo tuvo, en su todo, un instante de regocijo.
Pensé en quiénes nunca bajaron los brazos. En aquellos que mantuvieron, a pesar de todo y de todos, la imagen de sus seres queridos presentes. Que los rescataron del olvido, de la desmemorio. Pensé en ellos, en su alegría, en lo que les debería estar pasando por dentro sintiendo que eso que parecía sólo una utopía se hizo carne. Pero no pude dejar de pensar en que, a pesar de las buenas noticias, volvía el dolor. Pensé en ellos, y pensé en una frase de José Martí, héroe de la independencia cubana:

"Mientras la justicia no esté conseguida, se pelea"

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