lunes, 11 de junio de 2012

Un poco de nada 88

Decidió comenzar el juego del olvido una vez más. Paso a paso hizo lo que creía necesario para no pensar más en él. Apagó todos los recuerdos que su cabeza le disparaba. En las noches, le dijo al cuerpo que esas caricias que extrañaba habían sido tan solo un sueño. Que nadie la había hecho sentir así, que había sido su imaginación. Que su cuerpo no llegó a estremecerse así. Aquella noche, bajo la luna, no había existido. Nada es tan perfecto en esta vida. Se lo dijo una y otra vez, para que su cuerpo deje de buscar esa sensación que intentaba recrear, cada vez, en cada momento. Hizo todo y más. E incluso, llegó a creer que lo había logrado.

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