Hoy en día facebook domina gran parte de las historias de la gente. De muchos de los que conozco por lo menos, imagino que con el resto será igual. “Te encontrás con gente que hace mucho que no ves”, suelo escuchar de los fervientes defensores de esta nueva herramienta de comunicación y consumo mundial.
La realidad es que ante esa frase a mí me sale pensar: ¿Por qué los dejé de ver? La mayoría de las veces termino dándome cuenta que estuvo bien no verlos más. Estaría bueno si, un Facebook con los que ya no están. Con aquellos que la muerte nos ha llevado de nuestras vidas. ¿Será posible? También estaría bueno uno para encontrar objetos. ¿Qué habrá sido del primer televisor que tuvimos en casa? Seguirá emitiendo imágenes, lo habrán quemado, enterrado. Mis viejas Topper habrán ayudado a caminar a alguien después de mi. Su tela se desintegró o la incineraron. Estaría bueno un Facebook que ayude a encontrar objetos que uno extraña y que no tuvo la oportunidad de cuidar, en cambio de gente que dejó de ver por no tener ganas de fomentar y cuidar la relación. Si, ya sé, y si se fueron del país? Hubiéramos seguido en contacto por mail, carta o teléfono.
Volviendo del delirio. Recuerdo una anécdota de mi viejo con sus amigos. Muchas veces se preguntaban por un amigo suyo de la juventud del que nadie sabía nada más. Llegaban algunos rumores pero siempre eran poco comprobables. Siempre que surgía el tema uno de los del grupo decía lo mismo:
-El negro, ese está muerto.
Ante la puteada de todos por ser tan mala leche, él respondía:
-Y si no apareció más, nosotros estamos en los mismos lugares. El negro seguro se murió.
¿Habrá muerto el Negro o decidió no verse más con la gente que lo rodeaba? En todo caso, una y otra ¿No son lo mismo? Quizás ahora tenga Facebook. Quizás ahora lo encuentren y vean las fotos de sus nietos, su casa al otro lado del océano. Yo prefiero quedarme con:
-"El negro, ese está muerto", de otra manera no le perdonaría haberse desaparecido tanto tiempo.
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