lunes, 25 de enero de 2010

Solo y de noche 1

Hoy manejaba tranquilo el auto y me fumaba un cigarrillo en la hora en que los porteros limpian la vereda. La esquina de la cuestión, 9 de julio y Lavalle, en el descanso de la ¿Avenida más ancha del mundo? Estaba parado en el semáforo y se me apareció un chiquillo que no podía tener más de 10 años. No pedía monedas ni vendía nada, tampoco hacía malabares o limpiaba los vidrios. No caminaba. No molestaba. Estaba enroscado en el palo del semáforo durmiendo. ¿Su almohada? Una imperfección de la hermosa vereda. Por su lado, la gente que iba a trabajar pasaba sin mirarlo. Ninguno parecía notar su presencia. Entre ellos, uno vestido de médico o enfermero, como saberlo, eso sí, tenía ambo blanco.
¿Estaban equivocadas esas personas? ¿Yo que al ponerse el semáforo en verde y escuchar el resonar de la bocina de quién venía detrás de mí puse primera y seguí al furioso tránsito?
No lo creo, qué podríamos hacer. Quizás bajarme, despertarlo y darle algo para comer. Preguntarle si necesita ayuda. Cuánto más que una tarde feliz. No mucho. No lo mantendría. Eso si, no pude evitar que él, sin quererlo, me echara en la cara el fracaso de nuestra sociedad que lo dejó ahí, que lo llevo a ese lugar, donde su poder de conmocionar es menor que el de un perro o un gato. Estoy seguro que si allí era una mascota quién sufría alguno hubiera frenado. Insisto, no estábamos equivocados quiénes seguimos, porque no es mucho lo que podemos hacer por él.
Pero hay algo que podemos hacer, no olvidarnos que existe. Que el asfalto de almohada será el culpable de su resentimiento y odio que lo llevará –aunque no siempre- a que el paco, el pegamento o con suerte alguna droga más cara le haga perder su inhibiciones, lo haga pensar en algo más lindo que ese infierno y para conseguir más de ese elixir que lo dispara a otro mundo, nos ataque. ¿Cuál es su culpa? ¿Qué es lo que está pagando con esta condena de postergaciones? ¿Alguien elige donde nace un niño y en que condiciones?
En la noche, ya más tarde, me encontré con una canción, no de ellos, pero interpretada por Mercedes Sosa y René Perez (calle 13):

“Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle,
que hay millones de niños que viven en la calle
y multitud de niños que crecen en la calle.

Yo los veo apretando su corazón pequeño,
mirándonos a todas con fábula en los ojos.
Un relámpago trunco les cruza la mirada,
porque nadie protege esa vida que crece
y el amor se ha perdido, como un niño en la calle.

Oye: a esta hora exactamente hay un niño en la calle
Hay un niño en la calle”

Canción para un niño en la calle
(Armando Tejada Gómez - Ángel Ritro)

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