lunes, 16 de enero de 2012

Un poco de nada/68

Despertó esa mañana inquieto. Salió a pasear por la calle en busca de alguna respuesta que le abriera paso al dolor. A veces, tenemos la sensación de que el dolor es algo material que guardamos dentro, que de abrirse alguna puerta escapará como el agua cuando le abren camino, y no nos acompañará más. Él sentía que esa puerta era una respuesta a lo que no sabía pero se preguntaba. En la calle poco encontró, solo caras extrañas que iban a algún lado. Habló con amigos, familia, conocidos y hasta con desconocidos. De pronto entendió. Dentro suyo estaban las llaves para soltar al dolor. Todavía no las encuentra. Pero ya no pide respuestas. Sólo con sus dolencias camina hacia el lugar donde depositará lo que ya no quiere llevar. Al volver, todos lo reconocerán, pero él ya no será quien era. Las heridas, por más que sanen, nos cambian.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario