lunes, 23 de enero de 2012

Un poco de otros

Gran tema, gran letra.

Un poco de nada/75

"Es tan corto el amor, y tan largo el olvido" - Pablo Neruda

Despertó ese día y sintió su ausencia. Lo habían obligado a olvidar. Buscó en el diccionario qué significaba esa palabra y hablaba de una acción involuntaria. Quitar de la memoria. Y se preguntó, entonces, cómo hacer voluntariamente lo que por definición debe suceder solo. Y en eso anda, contradiciendo al diccionario. En cada pensamiento que se le aparece, su mente trata de bloquearlo, pero en las noches, cuando no domina a su cabeza, ella se le cuela en cada sueño. Entonces, cansado de no olvidar, ha empezado a resignificar.  

Un poco de nada/74

Por las noches, en cada una de ellas, la viene a visitar. Allí le cuenta todo tipo de historias y vivencias. De chico y de grande. Le relata aquella vez que se escapó de la casa para ir a la cancha. Le habla de esa chica que lo tiene loco. Del trabajo. Del estudio. Conversan largo y tendido, en distintos lugares, en diferentes escenarios que van cambiando a lo largo de la noche. Ella sonríe. En el sueño y en la cama. Por la mañana, con los primeros soles ella se resiste al despertar. Estira el sueño todo lo que puede. Intenta no abrir los ojos para no perder su imagen. Cuando ya no tiene alternativa se levanta. Y allí camina las horas del día hasta volver a encontrarse con él. Esa noche le contará que como cada vez, invirtió cada minuto de su vida a no dejarlo en el olvido. En las marchas camina con su foto. A donde va, lleva su recuerdo y su reclamo de justicia. Su dolor, el de muchos, se ha convertido en acción. Su recuerdo, triste y profundo, se ha hecho carne en quienes quedaron acá. En su andar, están los sueños de él. No dejará que lo olviden, simplemente porque ella no puede.  

martes, 17 de enero de 2012

Un poco de nada/73

En cada ola del mar buscaré tu recuerdo. En cada árbol un escondite, un lugar de dónde rescatarte. En cada grano de arena, vendrás a visitarme. En cada rincón estarás presente y también, en cada rincón, te escaparás de nuevo. Con el tiempo la pesadilla será sueño y en cada nueva historia, intentaré vengarte. En cada sentimiento intentaré revivir ese sueño que naufragó. En cada par de ojos buscaré tu mirada. En cada sonrisa, tu alegría. En cada palabra, tu ingenio. En cada beso, tu deseo. En cada ilusión, intentaré cuidarme, para no morir de nuevo.

Un poco de nada/72

Día a día, noche a noche, se encuentra con uno distinto. En cada comida, cada charla, les deja un poquito de dolor a ellos. De a poco, lo van dejando sin nada. Ellos sabrán lo que hacen con esas dolencias. Cómo soportaríamos el camino hacia la felicidad, con tantas piedras en el camino, sino estarían los amigos, para correrlas y levantarnos cuando tropezamos con ellas.

Un poco de nada/71

Sentado al borde de la cama escucha una canción que le recuerda algún tiempo mejor. Piensa en aquellos momentos. Su mente viaja hacia esos lugares de felicidad que atesora justamente para la tempestad. Se refugia en ellos para no caer, para no abandonar la lucha, que como dicen los zapatistas, es como un círculo, se sabe donde comienza, pero nunca donde termina. La suya empezó ya tiempo atrás. En ella sigue. Aunque a veces, le dan ganas de saltarse de la ronda y romperla. Pero entre recuerdos, también piensa que antes de aquella felicidad plena que hoy añora, hubo tormenta y tempestad. Entonces, suelta el recuerdo, se levanta de la cama y ahí va, corriendo en círculo. Para que queden estas lluvias atrás, venga de nuevo el sol, y nuevas historias para atesorar. Al cruzar la puerta, sin nadie alrededor, se le escucha susurrar:
-Ahí se ven penas...hasta la próxima tormenta.

lunes, 16 de enero de 2012

Un poco de nada/70

Lloró y pidió mil perdones. El tiempo, incansable, pondrá las cosas en su lugar. Una a una se irán acomodando hasta dejar todo donde tenga que estar. Mientras, ambos buscarán verdades y mentiras que los hagan felices a medias. Ella sin él, él sin ella, son espectros de lo fueron, apenas una fantasía de lo que pudieron ser. En la noche, a oscuras, se vuelven a juntar. Infieles a lo que prometieron, se encuentran para amarse como dos inocentes que no quieren pagar el precio de sus errores. Con la luz del día y los ojos abiertos, el sueño se esfuma. La vida les cobra el alto precio de haberse equivocado una vez más.

Un poco de nada/69

Espera sentado sobre el anden a que llegue el tren y lo lleve a la próxima estación. Ese cuerpo que lo arropó hasta hoy ya no está. Se pregunta entonces, cuánto durará el viaje hasta tener un nuevo corazón donde descansar.

Un poco de nada/68

Despertó esa mañana inquieto. Salió a pasear por la calle en busca de alguna respuesta que le abriera paso al dolor. A veces, tenemos la sensación de que el dolor es algo material que guardamos dentro, que de abrirse alguna puerta escapará como el agua cuando le abren camino, y no nos acompañará más. Él sentía que esa puerta era una respuesta a lo que no sabía pero se preguntaba. En la calle poco encontró, solo caras extrañas que iban a algún lado. Habló con amigos, familia, conocidos y hasta con desconocidos. De pronto entendió. Dentro suyo estaban las llaves para soltar al dolor. Todavía no las encuentra. Pero ya no pide respuestas. Sólo con sus dolencias camina hacia el lugar donde depositará lo que ya no quiere llevar. Al volver, todos lo reconocerán, pero él ya no será quien era. Las heridas, por más que sanen, nos cambian.

martes, 10 de enero de 2012

Un poco de otros

Tristes guerras
si no es el amor la empresa
Tristes, tristes

Tristes armas
si no son las palabras
Tristes, tristes

Tristes hombres
si no mueren de amores
Tristes, tristes

Miguel Hernández - Tristes guerras

Un poco de nada/67

Sintió un escalofrío en todo su cuerpo. No lo entendió. El tiempo pasó y si bien ese sentimiento desapareció, algo quedó. Al poco tiempo, el escalofrío reapareció. Tampoco supo de donde venía esa vez. La tercera fue la vencida. Cuando lo sintió, todo se desvaneció. Miró a su lado y ella ya no estaba. Su cuerpo le venía avisando, lo venía preparando. Tonto el cuerpo, que quiso ponerle una red para que no doliera tanto. Hay ciertas dolencias que, para que no nos desgarren, nos llevaría la vida prepararnos. Mejor será, entonces, sufrirlas ahora todo lo que se tenga que sufrir, que un día se secarán las lágrimas con el sol, y ya no habrá que sacar, solo lugar para llenar.

lunes, 9 de enero de 2012

Un poco de nada/66

"Qué le digo a la luna que creí compañera
de noches y noches sin ser verdadera" - Silvio Rodriguez - ¿Dónde pongo lo hallado?

Los sueños rotos nunca sabemos a dónde van a parar. Siempre me gustó preguntarme qué pasa con las cosas que quedan truncas en el camino, esas que parecía tendrían un final mágico y logrado y, a pesar de nuestras ganas, quedaron vacíos y rotos. Muchas veces por cuestiones del destino y la vía láctea, como me gustaba decir. Cosas que poco tienen que ver con nosotros y mucho con el azar de la vida que se nos da. Pero tantas otras, esos sueños se rompen por la crueldad, el miedo, la mentira y tantas otras cosas más. Todas dominables, todas cosas manejables. Nuestras y de aquellos que nos acompañan en ese sueño que no llegó a ser, que no terminó de nacerse. A dónde van a parar todas esas ganas. Porque los que lo vienen a remplazar no se ganan nuestros sentimientos, no los mismos por lo menos. Entonces, en qué queda todo eso. Alguna vez, alguien me dijo algo que me reconfortó. No le creí pero me hubiera gustado.
-Siguen su curso donde no los vemos. A veces, si los sueños que vinieron no logran tapar todo aquello que perdimos, tendremos tiempo de ir a rescatarlos del olvido. Otras, que son las más, nos olvidamos de ellos porque el sueño que llegó nos demanda todos los sentimientos que tenemos, aunque los que se fueron ya no están, los que quedan, nos alcanzan y nos sobran para seguir. Con el tiempo, el sueño que se rompió ya no es nuestro, y aunque lo vayamos a buscar, no lo encontraremos. Hay que estar atento, y no dejar pasar demasiado el tiempo, si seguimos pensando en ese sueño.
Como dije no le creí, pero me hubiera encantado sentirlo así. Este sueño ya se ha ido y al reloj de arena ya lo dieron vuelta. ¿Estará por ahí, esperando a que lo vaya a buscar? No se donde estará, pero se que yo sigo aquí.

miércoles, 4 de enero de 2012

Un poco de nada/65

Caminaba junto a ella a diario. La soñaba en las noches y la pensaba en los días. En cada comida, en cada esquina, en cada salida, en cada charla, en cada minuto ella lo acompañaba. Aunque no estuviera. Aunque a su lado no la pudieran ver, él la sentía. Un día, sin más, miró a su lado y no la encontró. Ella se había ido. Sin avisarle, le contó que en verdad nunca estuvo. Y todo se vació. Y todo se oscureció. Todo perdió su sentido, la comida ya no tenía gusto. Y en eso anda, tratando de encontrarle la vuelta para que no todo esté tan vacío.

lunes, 2 de enero de 2012

En esto estamos estos días....

Días grises y sin color. Esos que uno omite en su biografía. Pero como las palabras no están sobrando, quizás otros describan mejor las sensaciones de uno.