miércoles, 22 de junio de 2011

Un poco de nada/41

Un día, sin darme cuenta, estaba contando las baldosas. Llegué a la esquina, con la cabeza baja y escuché salir de mi boca, como un susurro, "treinta y nueve". Ese era el número de baldosas que llevaba caminado desde que había salido de mi casa. En el medio, quise recordar, que era lo que había estado pensando. No lo supe. Por qué lo estaba haciendo era inentendible. Me propuse dejarlo. Crucé la calle cuando el semáforo lo permitió. "Cuarenta", dijo mi cerebro sin que el exterior se entere. Entendí entonces, que así funciona. Que aunque no lo quiera, mi cabeza a veces, hace lo que se le antoja. Aquel día mi cabeza quizo que yo cuente las baldosas al almacén. Esta noche, mi cabeza quiere otra cosa. Que te piense y te hable. Pero como no estás, como te has ido, le digo y le cuento. Que ya no es posible. Pero como siempre, ella no entiende de razones y se empeña en pensarte, en hablarte y contarte. Que la vida sigue, pero que un día, allí en el mundo de las dudas, te darás cuenta que no fue vida. Pero que por suerte, el silencio siempre será nuestro, hasta que decidamos llenarlo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario