martes, 17 de julio de 2012

Un poco de nada 92

A dónde ir a buscar la felicidad. Me lo pregunto a veces. Cosas raras que mi cabeza ingenia para no dejarme dormir. Cuando se me pierde algo y no puedo encontrarlo generalmente opto por dejar de buscarlo, y que aparezca cuando se le de la gana. Si lo perdí, es porque no lo cuide lo suficiente. Entonces, algo en mi estaba dispuesto a dejarlo ir. Con la felicidad muchas veces pasa lo mismo. Se nos pierde, sin querer queriendo. O nos perdemos nosotros, en cosas sin sentido que nos llevan siempre a los mismo lugares, repetidos, cansados, aburridos. Ahí es cuando hay que dejar de buscarla. Sentarse, tomarse un vino que acompaña un pan casero con un queso, también casero. Mirando el horizonte, dejando de preocuparnos por ser felices, ella, impaciente por invitarnos a bailar, nos encontrará. Y entonces, deberemos cuidarla un poquito mejor. Y si la volvemos a perder, a no inquietarnos, que a la vuelta de la esquina estará esperando, para asaltarnos y desnudarnos de los problemas.

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