jueves, 31 de mayo de 2012

¿Volviendo?

Lo conocí hace algunos años, muchos ya, aunque no recuerdo bien cómo. Se que fue la casualidad, esas que muchas veces nos dejan mal parados y tantas otra, aunque las menos, nos hacen sentir que tenemos una oportunidad de cambiar las cosas. Ese día, en el que ingresó a mi vida, cumplía 74 años. Me lo dijo al pasar. Hoy es mi cumpleaños. Fue acaso un susurro. Lo que no fue un susurro fue lo que vino después.
-En la vida muchas veces creemos que somos dueños de nuestro destino, pero eso es acaso pura mierda. Y no porque, como dicen algunos, esté escrito en algún libro divino ue controla todos los designos. Sino porque nuestro futuro está atado a miles de decisiones ajenas que no controlamos y, aunque a veces creamos lo contrario, tampoco podemos incidir en ellas. Y el universo también está plagado de hijos de puta, que van por ahí sin importarles donde quedan los demás cuando ellos deciden retirarse de la mesa y dejar de jugar. O los que trampean el juego y nos hacen creer que son leales, que están de nuestro lado y tan sólo están buscando una manera de ganar. La vida, al fin y al cabo, termina siendo un juego que aprendemos a jugar justo cuando ya no tenemos más ganas de hacerlo. Pero que tampoco podemos abandonar. ¿Pero sabés una cosa? Tampoco es tan malo, porque es un lindo juego y el aprendizaje, como en todo, está cargado de errores y malas jugadas, pero también de aciertos que nos completan y nos llenan de felicidad. Hay que jugársela pibe, no queda otra. Y si sale mal, pedir más crédito a la maquinita y seguir apostando, que en algún momento la mano va a cambiar. Pero nunca retirarse, porque lo único seguro es que el que abandona, nunca recibirá un premio.

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