sábado, 26 de mayo de 2012

Un poco de nada....una vez más


Me odio, suelta entre lágrimas secas. Su rostro se escapa entre sus piernas, cuando su vergüenza le juega una mala pasada. Si pudiera, usaría la táctica del bicho bolita. Pero a ella no la amenaza un dedo humano que busca molestar. Sus propias historias le vienen saliendo de adentro y la dejan maleable a los juegos de extraños que intentan participar de su vida, sin entender que ella no quiere que participen. Quiere que sean parte, aunque le cueste pedirlo, aunque lo haga de manera silenciosa y lo niegue cuando el otro u otra la descubre. Me odio, me dijo nuevamente al contarme que era imperfecta, que los valores que prodiga y reparte no los pudo respetar por culpa de algo que la tiene a tumbos entre soledades compartidas, esas que nos juegan malas pasadas en la cabeza. Esa que siempre nos dice que la tenemos bajo control, para hacer con nosotros lo que quiere.  Se rearma y pelea, una vez más, una de tantas batallas que le quedan para llegar a donde quiere y llegará. Hace tiempo que encara esta vida con una armadura puesta. Pero eligió equivocadamente el material y la hizo de papel. Y luego de cada golpe, como el de esta vez, tiene que volver a hacer la armadura. Por qué no cambia entonces, y se hace de algo más fuerte para que no le duela tanto todo, aunque sólo llore cuando no le queda más lugar para la angustia. Me fue difícil encontrar una respuesta. Pienso y re pienso que no quiere, porque cuando la armadura se hace de metal los golpes no nos pegan, no nos lastiman, pero también nos perdemos de las caricias. Y quién puede considerar a eso vida.  

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