miércoles, 4 de abril de 2012

Un poco de nada/82

Era una noche de luna llena pero él ni se cuenta se dio. Para su vida la luna había pasado un simple recuerdo donde ya no tenía nada que buscar. El sol lo quemaba pero pocas veces lograba calentarlo y arroparlo como en aquel verano. En un segundo, de esos que se demoran una eternidad en transcurrir, todo se le había derrumbado y ahí quedó, simplemente solo. Sin más misterios que los que puede otorgar la soledad de corazón. Le costó suspirar para sacar un poco de pena, de tanta y acumulada pena, por no decir dolor. A su lado, yacía un cuerpo con vida que ya no le pertenecía. Había dejado de ser ella para ser una completa desconocida.

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